¿Cómo es posible decir tanto con tan poco? Esta es la sensación que me ha quedado con la última novela que he leído. Porque lo es, aunque a veces tengamos la impresión de estar ante una reflexión-ensayo sobre el hombre; no del ser humano en general, más bien del protagonista, Ferrer, alguien que ha llegado a su madurez sin haber madurado, alguien que se deja engañar fácilmente porque, en el fondo, su único interés, si es que en realidad lo tiene, es sobrevivir a costa de engañar; pero tampoco tiene la maldad suficiente para hacer daño a quien no le da lo que necesita; cree que tendrá otras oportunidades, que la vida lo espera con los brazos abiertos porque es él.
Ferrer es un mediocre, indolente, que a veces parece que se mueve porque no le queda más remedio, aunque él no ponga reparo ninguno a sus dificultades. Se deja engañar fácilmente y aun así, asombrosamente, va sorteando los obstáculos.
Él quería ser artista pero no lo es, así que abre una galería de arte con la misma ilusión que afronta su matrimonio, ninguna. Su mujer, Suzanne, lo deja y el encargado que lleva su galería proyecta un desfalco, por lo que lo anima a ir al Polo Norte en busca de un tesoro escondido en el Nechilik después de que hubo naufragado.
El título de la novela, Me voy, lo dice todo, porque Ferrer marcha al Polo en busca del tesoro mientras se van de su lado todos los que lo rodean.
No había leído nada del autor, Jean Echenoz, y fue Humilde lector (de Babelio) quien me lo recomendó a través de esa plataforma. Leer a Echenoz ha sido todo un descubrimiento; si Ferrer encuentra «una armadura de marfil con lazos, un aparato de reventar ojos de caribú hecho con asta de caribú […] cráneos con las bocas rellenas con barras en forma de raíz de obsidiana, las órbitas con bolas de marfil y pupilas de azabache incrustado. Una fortuna», yo he encontrado la verdadera riqueza en la prosa de este escritor. Con un estilo sencillo, casi minimalista, apuesta por resoluciones sorprendentes; la trama, no cabe duda de que es desmesurada, sin embargo podría tratarse de una biografía real. Ferrer es la viva imagen de la soledad; es verdad que él abandona a quienes lo rodean, pero también es abandonado.