Nos encontramos en Mathland, el país de las matemáticas. De manera fantástica, a ese lugar llega Alan, un chico que se cree incapacitado para esta ciencia hasta que vive en persona lo que ocurre con las potencias, qué son, qué pasa con los números positivos y negativos, por qué hay unos números que son constantes, qué función tiene en nuestra vida diaria la forma de lo que nos rodea, la importancia de la razón y lo irracional… Con Alan nos damos cuenta de que ese mundo abstracto de las matemáticas es mucho más concreto de lo que creemos. Nada es porque sí, todo tiene una explicación y solo hemos de razonar para encontrarla.
Cuando Alan llega a Mathland conoce a Zero y a las pequeñas unidades enteras, seres ambicionados por la reina Enteralia desde que fue consciente de sus propiedades mágicas. Alan ayudará a los habitantes de este país a conseguir un talismán, que podrá apartar a la reina de sus intenciones y devolver a nuestro protagonista a su mundo.
El argumento del libro tiene mucho que ver con el subtítulo: El enigma del talismán aritmético.
La Lógica hace que Alan discurra por Mathland para que todo gire como deba. Él cree que nada tiene sentido, sin embargo, Zero consigue que entienda el orden de las operaciones que pueden hacer con los números enteros y naturales. Una vez descubierto, podrá razonar con π diferentes acertijos e ir cambiando de lugar, hasta conocer el misterio del mago que ha apresado a Enteralia y Naturalia. También necesitará la ayuda de Aritmética y sus arcos vectoriales. De esta forma, uniendo a todos los que tienen que ver con la diosa Theano, Alan podrá hacer frente a sus inseguridades y entender su propio mundo, «Porque las mates están por todas partes».