La novela negra es un buen reflejo social, por eso es tan diferente la del norte respecto de la meridional. La manera de afrontar los casos tiene que ver con el temperamento de los habitantes, sin olvidar la importancia de las condiciones climáticas. Sin embargo después de leer novelas protagonizadas por detectives españoles, italianos o griegos debo reconocer que los fines para cometer asesinatos son similares en todo el mundo. La corrupción, que salpica a cualquier esfera, no tiene lugares predilectos.
Esto también queda patente en esta segunda novela de la saga de Kurt Wallander, del sueco Henning Mankell.