En la última novela de Estela Melero los límites entre un tiempo y otro se desdibujan cuando nos encontramos en el mismo espacio; es una estrategia literaria para realizar, en principio, una crítica social hacia ciertos establecimientos que dan cabida a «ignoscents, folls e orats». Pero una vez que nos adentramos en las páginas descubrimos otros intereses.
Hay dos textos diferenciados en Locos e inocentes que corresponden a dos etapas distintas de la Historia, a dos mujeres de distinta condición social y a dos maneras de perder la cordura. Es una novela que constituye un testimonio para hacernos reflexionar sobre la salud mental, la medicina, las instituciones sanitarias y su organización.
Y la Historia es testigo de que las más vapuleadas son las mujeres, en el siglo XV y en el XXI, probablemente porque somos más emocionales, o no, pero está claro que llevamos las de perder.