
Traductor: Miguel Sanz Jiménez
Editorial: La Biblioteca de Carfax
Género: thriller de terror y condenación
Extensión: 352 páginas
RITUAL
Estamos ante una de las novelas más brutales y descarnadas que he leído en los últimos años. Poseedora de un poder para cautivarte, para espantarte, para contagiarte las emociones dolorosas y nefastas de su protagonista, embarcado en una espiral de lo incomprensible y rodeado de mística y muerte.
Todo ello se consigue de varias maneras. Primero, con un narrador en primera persona que te implica, que no se ahorra detalles cruentos ni emocionales de lo que se ve obligado a hacer, de lo que ha perdido, del dolor que siente, de su hija que ya no está, de segundas oportunidades, de echarse la parca a la cara. Todo con lujo de descripciones y un estilo oscuro, corrupto, que me parece único y que, por lo que me comentan (era neófito en Gabino Iglesias), caracteriza al autor.
Si pasamos a la sinopsis, un hombre, marido, padre de pasado turbio, pierde inesperadamente a su hija pequeña tras serle diagnosticada leucemia. Tras ello, la relación con su mujer se deteriora quedando en pedazos, sacando lo peor de él hasta que ella lo deja. Y, llamado por un viejo e inestable amigo, se embarca en una misión profana y asesina que lo llevará a ver la peor versión de la humanidad dentro de un robo que incluye milagros, amputaciones de niños, un cocodrilo, una chamana, monstruos subterráneos, lucha de poder entre capos criminales y un mundo al que da pánico asomarse. Y no solo por la otredad, el racismo, las fronteras, las creencias, los sacrificios…
Tremebundo.
La trama te sumerge sin demoras en progresión de oscuridad. Cuando parece imposible que la atmósfera, las escenas, la situación de los protagonistas o su contexto empeoren, lo hacen. El estilo, delicioso, dentro de que duele como un filo al rojo vivo clavado lentamente en el glóbulo ocular. El tormento es tangible y plausible, igual que la melancolía, anulando esperanzas.
El personaje está magníficamente reflejado; y no solo él, su cómplice, su pasado y familia extinta, sus nuevos empleadores, que devienen en personajes improbables que existen, a su modo y versión, en la vida real. Y eso da más miedo si cabe. Monstruos a la luz del día. Manejando los hilos ante tu impotencia. No hablamos de dioses lovecraftianos. La transformación de este padre huérfano de hija y mujer en sicario goza de un trabajo de introspección personal por su parte, en íntima sinceridad (y mérito del autor) que no conoce nombres. Comparte.
La atmósfera, por momentos, es tan densa en lo crítico (también respecto a lo social) de su temática, que se mastica con lesivo placer, inmerso, abstraído. Solo digo que tiene tal fuerza que me he visto obligado a leer de diez en diez páginas para la mejor digestión de la obra.
Y el desenlace, no te lo cuento. Mis disculpas. ¡Lee!
Otro acierto de La Biblioteca de Carfax; una de mis mejores incursiones en un horror diferente de las últimas ciento lecturas. Tan pasional que contagia, y que no se puede sino recomendar. Por mucho que narre, hay que experimentarlo a título personal, te lo prometo. Es una mixtura, algo nuevo, crudo, brutal.
Suerte cuando lo devores, y cuando El diablo te lleva a casa te devore a ti, mucho más probable.
Pd: escenas y momentos rebotan en el eco de mi memoria con pavor, y ya no miro igual la realidad…
Una reseña de Román Sanz Mouta

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