La originalidad que supuso, en el siglo XIX, la reivindicación del autor en el plano literario, llevándola a cabo al desdoblar su persona real y la imagen proyectada en su obra, ha dado un paso más. Cercas es quien maneja a sus protagonistas, sobre todo a Melchor Marín y lo coloca en situaciones extremas para que denuncie diversas corruptelas en el ambiente políticosocial español. La lamentable situación de la prostitución, la no menos lamentable corrupción por el poder y ahora, la indignante trata de blancas que aún llevan a cabo, en silencio, arropados, los más poderosos del mundo.
Como novela negra se me ha quedado demasiado ajustada, no encuentro el humor ni la ironía de algunos detectives, ni siquiera el odio o la amargura de otros. En este sentido, Melchor se comporta como un padre en apuros capaz de arriesgar lo que sea para salvar a su hija, sin embargo, del Epílogo sí podría salir otra novela completa en la que se denunciase la actuación de muchos lobos disfrazados de corderos.