Cuentos para niños y niñas que sueñan con la paz no son cuentos. Son historias reales. O basadas en la realidad. No son para niños. Son para todos los que deseamos un mundo mejor, más justo, en paz. Es un libro alentador, sugerente; mientras lo leemos sentimos que nosotros podríamos hacer más para que todo funcionase como debiera. Estamos cansados de ver en televisión situaciones de corrupción, violaciones, asesinatos, vejaciones de guerra… y terminamos cambiando de canal, la mayoría de las veces con poco éxito porque todos tienen alguna miseria que ofrecer.
Y, entre todo este sinsentido, nos enteramos de que ha habido personas que han debido incluso cambiar su nombre para poder ayudar a los demás; la ministra republicana Federica Montseny, siguió trabajando con nombre falso desde Francia, durante nuestra guerra civil. Gerda Taro no es conocida mundialmente sino como Robert Capa, seudónimo que adoptó con su novio Endre Ernö para fotografiar los horrores de la guerra. Y si Gerda usó fotografías para denunciar el espanto, la enfermera Ellen Newbold publicó su diario, con brutales y sinceras descripciones de lo que ocurrió durante la 1ª Guerra Mundial.
Hay quienes han dado incluso su nombre sin importarles las consecuencias, como Mairead Maguire y Betty Williams quienes, a pesar de estar en bandos enfrentados se unieron contra el terrorismo y la guerra de Irlanda del Norte.
También Desmond Doss participó en la 2ª Guerra Mundial sin coger ninguna arma, solo estuvo en el campo de batalla para recoger heridos y ponerlos a salvo. Impidió, con este acto heroico, que murieran 75 soldados. En fin, en estos Cuentos para niños y niñas que sueñan con la paz, encontramos cuarenta biografías escritas por José López y Rocío Niebla, quienes han destacado lo más interesante de personas que han dado su vida para que otras pudieran vivir en paz, como Berta Cáceres; personas que han hecho de su trabajo una llamada constante a la paz, como el chef José Andrés, o el científico Carl Sagan.