No sabría decirte las causas de esta contienda. Es algo que realmente se nos fue de las manos, nadie se esperaba esta respuesta. Todo el mundo pensaba que una guerra así empezaría porque los gobiernos querrían más recursos humanos e irían a conquistar países, o por un ataque alienígena. Yo que sé, cualquier cosa loca que se te ocurra. Un ataque de orcos de otro plano tridimensional, la vuelta de los dinosaurios, las máquinas rebelándose contra la humanidad… Cualquier cosa, en serio, excepto que empezase una guerra por los plátanos. Sí, una guerra entre mundos por culpa de si puedes o no puedes comerte un plátano. ¿Te lo puedes comer? Perfecto, ¿que te da arcadas? Fusilamiento. ¿Cómo hostias íbamos a esperarnos esto? Todo empezó cuando yo tenía ocho años y en clase alguien dijo que el plátano le daba arcadas y hubo una chavala que le dijo algo rollo “eso es porque eres un débil y un cobarde de mierda”. Yo flipé con esa contestación. No. Lo que le pasaba es que un plátano le daba arcadas. De ese insulto se pasó a la acción y casi toda la clase obligó al chaval a que comiera un plátano. Y eso fue día tras día. Hasta que el chico se acabó suicidando. Fue algo doloroso en el colegio. Los robots nos intentaban animar pero eran solamente robots, no sabían de sentimientos, solo nos decían frases motivacionales que parecían sacadas de libros del siglo XXI. Los padres pusieron una queja y acabaron por hacer piquetes en la puerta del colegio, algo que desde hace años está penado por la ley. Cualquier acto reivindicativo puede ser motivo para que acudan los robots con sus palos de hierro. Cuando apareció el piquete pensamos que no aguantaría, saldría corriendo al ver a los autómatas, nadie quiere enfrentarse a un robot que no siente ningún dolor, pero no pasó eso. Los familiares se dieron de hostias con los robots, ¡delante de todo el mundo! Todo fue grabado, obviamente, hay cámaras a cada lado. Y de las grabaciones y los rumores llegó a la prensa. Ya estaba instalado el sensacionalismo más rancio del mundo. Las noticias contaban que esta gente, la gente que le da arcadas el plátano era violenta, que quería acabar con la democracia tan perfecta que se había construido. Y esa misma noche apodaron a esa gente “los asquerosos” así, como suena, los asquerosos, ¿se puede ser más inútil? Yo creo que no. Ahí empezó una gran discriminación. Bares que no dejaban entrar a “los asquerosos”, empresas que te obligaban a comer un plátano para ver si estabas capacitado para trabajar allí, palizas por las calles, incluso guetos donde viviesen alejados de los demás. Bendita democracia, gracias por librarnos del mal. Si crees que esto fue lo más tocho, no es nada. Solo es el principio.
Un personaje público dijo que él no podía comer plátanos. Como era de esperar todo el mundo se le echó encima, incluso intentaron asesinarlo de un balazo, pero el tiro falló. Nadie esperaba que ese personaje, un actor de la televisión, fuese un gran jefe de la camorra que gobierna la mayoría de barrios, así que ahora la mafia más poderosa del país se metió en esta guerra estúpida. Empezaron a quemar locales de quienes no dejaban pasar a “los asquerosos” y mataron a bastantes por sus actitudes de mierda en este tema. Se sucedieron manifestaciones atacando a la mafia y grupos armados que ponían bombas en las viviendas de los asquerosos. La guerra civil era palpable. Los robots no sabían a quiénes reprimir, pues todos estaban cometiendo actos ilegales, por lo que golpeaban a todo lo que se movía.
El presidente sacó un comunicado exigiendo a los asquerosos que parasen puesto que, al ser los violentos, constituían el principal problema. Un gran error ese comunicado. Esto cabreó a Juntarh, presidente de Martyu III. Primero empezaron insultándose por Twitter, algo inofensivo y casi un meme. Luego Juntarh dijo que todos los asquerosos eran bienvenidos a su mundo, que allí podían exiliarse. Muchos de los asquerosos se fueron allí, por no decir la mayoría, aunque no tardaron en llegar los problemas. Aquí la gente empezó a pedir la guerra contra Martyu III por saltarse el tratado de paz y el presidente aceptó, de manera clandestina y con la máxima discreción, llevar un pequeño comando allí que se hiciese pasar por asquerosos para saber sus puntos débiles e infiltrarse en su mundo. ¡TODO POR LOS PUTOS PLÁTANOS!
Al mes de estar en Martyu III intentaron contactar con ellos y ellos contestaron rápidamente diciendo que querían hablarlo en persona para explicarles mejor el plan que tenían pensado. Como era de esperar volvieron, ya que una nave del gobierno los trajo enseguida, con todas las comodidades. Al encontrarse con el presidente, uno de ellos, Marcus es su nombre, sacó una pistola láser y le disparó al corazón. Sus compañeros dispararon también, pero acabaron fusilados por sus guardaespaldas. Se dice que antes de morir Marcus gritó “vivan los asquerosos”. La guerra entre mundos acababa de empezar.
Las naves se empezaron a preparar, en los dos mundos, y salieron al espacio para luchar. Una guerra que duró su tiempo, pero hubo algo que lo paró por completo. Algo que nadie se esperaba tampoco. Los elfos. ¿Qué hostias? Les pedimos ayuda cuando nos atacaron gusanos celestiales y pasaron de nosotros. Tampoco vinieron cuando el país se vio abrumado por una especie de espíritus que provocan suicidios si los escuchabas. Y vienen cuando hay una guerra por los plátanos. ¡Hay que joderse! Putos pijos refinados.
Los elfos aniquilaron Martyu III dejando sólo ruinas y sangre. Nuestro mundo les dio las gracias por la ayuda, pues la guerra estaba muy reñida. Los elfos se fueron, ya habían hecho lo suyo, destruir y crear caos a su alrededor en nombre de su bonita y espeluznante democracia. Nadie se fiaba de ellos, ni siquiera el nuevo presidente, Kirty. Acababan de ver cómo los elfos habían destruido un mundo casi por capricho, saltándose todos los tratados de paz y de no guerra. Eso les hizo sospechar y decidieron esperar a ver qué era lo que querían los elfos por haberles ayudado.
Ahora están reforzando su ejército y sus defensas, pero dudo que vengan.
Así que este es nuestro momento. Por eso luchamos. Por eso escapamos de la masacre de los elfos. Por eso odiamos tanto a los humanos, como a los elfos y a los asquerosos. Porque odiamos el plátano. No nos da arcadas, simplemente da asco verlo. Porque los asquerosos si lo batían se lo podían comer, pero nosotros no. Odiamos incluso el olor y el sabor del plátano. Por eso, en cinco minutos estallarán las bombas en los sitios clave Nuestros ejércitos saldrán a matar a toda persona que esté en la calle. ¿Estás preparado? Ahora va a empezar algo aún más tocho que la estúpida guerra. Esto es una insurrección, nadie nos apoya, solo nosotros. Coge el arma y prepárate, vas a mancharte de sangre.
FIN
Relato nominable al I Premio Yunque Literario.
Soy una chica simple, me gusta la diversión y el caos. Mi proyecto actual es una distri, mientras tanto tengo que trabajar y entre día de curro y curro pues juego con amigues. No hay mucho sobre mi, pues ni estudio ni tampoco tengo títulos. Mi primera novela es «La suerte de Yolce» y estoy metida en otros fanzines como la antologia goblin.
No dejéis de visitar su blog: Distri Aslogh – Fanzines, diversión y mucha fantasía. (wordpress.com)
Y su Twitter es: @aslogh
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