
Autora: Cara Hunter
Editorial: Duomo Ediciones
Género: Thriller de suspense
Extensión: 480 páginas
RITUAL
Tenemos aquí otro ejemplo, muy en la línea de las ya reseñadas Fundido a Negro, de Jesús Cañadas, o El Misterioso Caso de los Ángeles de Alperton, de Janice Hallet, de este nuevo formato de investigación en cuasi directo de crímenes antiguos, docucrime o como se llame, pasado de la televisión y sus shows impostados a la novela que apuesta por la pura ficción. Y, claro, el formato gana. Mucho. En este caso, son todo cortes y diálogos o reacciones al programa, sin narración ninguna, lo que hace de la obra un sinvivir, incapaces de poder detener la lectura para saber, especular, adivinar o descubrir más. Ritmo, fondo y poso que deja buen regusto.
En este caso tratamos el asesinato de Luke Raider, un joven que se casó con una mujer mayor que él, recién enviudada, con tres hijos menores y sostenida por la fortuna de su esposo fenecido. Nunca se resolvió. Lo encontraron muerto en el patio, sin que se hallasen verdaderos sospechosos o motivos. Y años después, expertos forenses, policías retirados y especialistas en psicología retoman el caso en el Londres original, bajo la dirección del hijo menor de aquel crimen, más interesado que nadie que averiguar la verdad. Aunque claro, no todo es lo que parece, ¿un cazafortunas que cazó a una cazafortunas?, ¿unos hijos apenados o resentidos por esa suplantación?, ¿una pareja de pasado difuso y humilde? Lo irás averiguando poco a poco, pero de forma rauda.
Lo cierto es que esta apuesta, que empieza a cobrar popularidad, colindante, pese a ramalazos de violencia, con el cozy crime (docucrime), pierde efecto por la similitud de voces y comportamientos de los participantes investigadores, hombres y mujeres, en el documental, imposible diferenciar sus personalidades sin el nombre antes de su aportación verbal. Y esa falta de trabajo del autor para dar idiosincrasia a cada uno de sus protagonistas le pesa ligeramente a la novela. También peca, pero eso es defecto y virtud, de resultar algo tramposa, porque sus continuos giros y revelaciones, sobre todo los guardados para los finales de capítulo como cliffhangers, a veces son fruto de los propios avances de las investigaciones, pero, en otras…. Ya verás.
Analizando:
La trama es simple: un crimen sin resolver, sin sospechosos obvios, buceando en el pasado, sacando de quicio a los compañeros, sin subtramas más allá de esas revelaciones entre unos y otra que acaban explotando en la cara (no del programa, gracias al productor, siempre un paso por delante), pero sí de los y las espectadoras y, quizá… no puedo contar más, del reparto de supuesta élite para desenmarañar el caso.
Estos personajes, cada uno con su historia que se ofrece por capas y profundidades, como dije, carecen de voz propia. Ganarían con inflexiones, expresiones típicas, diferencias entre lenguaje británico o americano y similares. No afecta para la lectura normal, pero con trabajo, la mejoría resultaría exponencial.
La atmósfera está en las recreaciones, poca, porque el formato no permite mucho, y lo más visual de este tipo de televisión son esas réplicas de las posibles escenas con actores que abarcan toda alternativa viable o improbable según las sospechas que van creando los investigadores. Aunque te sientes metido en el programa, eso sí.
El estilo, simple, no necesita más. No requiere adornos, lenguaje fluido y, como digo, al carecer de narración convencional, se define por la voz de cada protagonista, lo antes comentado.
El desenlace va de sorpresa en sorpresa tras culpas varias y variadas, teorías, paradojas, coartadas. Te deja enganchado hasta el segundo final, aunque, si se ahorrara un par de conversaciones nimias y mínimas, el resultado sería aún más redondo.
Como conclusión, este tipo de novela, de fácil lectura y acceso, en plena moda de las plataformas audiovisuales, y que no se complica ni complica al lector o lectora, va ganando público y, no solo eso, también autores/as que se animan a introducirse en algo que recorre medio camino entre la novela y el guion de una serie episódica. Divertidos, pero sin dejar gran recorrido, aunque durante ese tiempo de consumición página a página, te atrapen.
Pd: cuanto más cercano y conocido es el ambiente en el que se realizan, por ejemplo, tu ciudad, tu barrio, tu país, más íntimo lo sientes, pero a este estilo le falta conexión con la realidad.
Una reseña de Román Sanz Mouta

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