Estamos ante la novela de una autora con cierta trayectoria narrativa que, hasta ahora, ha interactuado con los lectores de formas diferentes sin llegar a perder su voz. Las tonalidades de su prosa han variado, asimismo, desde lo más íntimo, como en Locos e inocentes, hasta lo amoroso de Arrebol o lo serio y sensual de Indómita Aurora.
Todo es posible con Estela Melero Bermejo. Su creatividad constante la lleva a entablar distintas actitudes con el narrador aunque mantiene cierta posición crítica que comunica al lector. En esta ocasión parece que la relación autora-narrador se ha distanciado; de hecho, en Ara Christi lo importante no es el narrador sino los personajes; en un principio tenemos la impresión de que tampoco interesa demasiado qué piensan; los sucesos ocurren tan deprisa que lo único significativo es la acción.
Estela Melero, con un estilo cercano a la técnica del iceberg, consigue que en esta novela solo asome lo esencial: el maltrato, el trato dañino que le damos a quienes nos rodean por considerarnos superiores, por creernos con derecho sobre los otros. Esta técnica permite que apenas haya descripciones de los personajes, ni físicas, ni psicológicas. No importa; nos iremos enterando a pesar de lo no dicho. Los silencios con los que se cierran los capítulos, cortos, desesperadamente cortos para un lector que imbuido en la historia se queda con ganas de saber más; la nueva información que abre otros lugares, otras épocas y que intuimos conectada a lo anterior pero no sabemos hasta dónde, conseguirán que al final encajen los hechos y se revele el tema principal del argumento: Traumas y consecuencias del maltrato.
Leí varias obras de Estela, Arrebol la última y, honestamente, la dejé un poco de lado porque tenía la sensación de no encontrar nada nuevo; pero, leída esta reseña, puede que vuelva a ella para describir esta novela iceberg.
Gracias por escribir unas reseñas tan bien argumentadas, aprendo mucho, aunque en la práctica no se note aún.