“Le deseé agua y sol. Él me deseó calor y comida”
Tal vez llegue el día en que algunos humanos partan a colonizar otros mundos con la esperanza de construir una sociedad más justa. Tal vez huyan de un planeta devastado y se esfuercen en impedir que sus descendientes conozcan conceptos como la guerra o el asesinato. Es seguro que quienes sobrevivan al viaje lucharán hasta su último aliento para escapar de la extinción, porque si el grupo es demasiado reducido, no podrá mantener el nivel científico que los llevó hasta allí. Probablemente involucionen tecnológicamente y, si su nueva sociedad no se asienta sobre cimientos sólidos, correrán peligro de caer en la barbarie.
Pero ¿cómo será su planeta de destino? ¿Cuánta información tendrán sobre él cuando aterricen? Un mundo similar al nuestro puede albergar especies completamente diferentes. ¿Y si comienzan a convivir con seres inteligentes sin saberlo? Su supervivencia dependerá de que lo descubran a tiempo y de que asuman que ellos son los extraños, los últimos en llegar, y no la especie dominante.
“La civilización puede ser impuesta”
Cuando civilizaciones diferentes entran en contacto, es inevitable que sus culturas se influyan mutuamente. Lo importante (y lo difícil) es que lo que unas asimilen de las otras sea lo mejor, y no lo peor de sus culturas. Por otro lado, estamos demasiado acostumbrados a “domar” y expoliar los ecosistemas. ¿Os imagináis que llegásemos a integrarnos completamente en uno? ¿Que nos beneficiásemos de lo que nos ofrece a cambio de nuestra ayuda? Para integrarnos completamente en un nuevo hábitat, primero tendríamos que comprenderlo. Y para comprenderlo, no hay mejor manera que comunicarse con él.
“Las plantas no son altruistas”
Semiosis supone un soplo de aire fresco para la ciencia ficción actual y representa un tremendo acto de fe hacia la humanidad. Es una novela sobresaliente, excelentemente escrita y magníficamente documentada, que nos transporta a Pax, un planeta que podría llegar a ser idílico si la humanidad lograse desprenderse de sus mayores lacras, de su antropocentrismo, y aceptase establecer relaciones simbióticas con el resto de los seres de su entorno.
Sue Burke demuestra tener un alma generosa al confiar en que nuestra especie (o al menos parte de ella) podría comprometerse firmemente con el pacifismo y el altruismo. Pero que nadie se engañe: esta novela no es un cuento de hadas ni una mera narración utópica. La autora estadounidense cede la palabra a siete generaciones que narran, con su propia voz, su lucha por la supervivencia mediante la cooperación en vez de la guerra. Imagina una inteligencia vegetal superior a la nuestra y los valores que podríamos transmitirle. Y plantea interesantes cuestiones sobre el poder, la moralidad, el control y la libertad.
En la naturaleza, todo tiene un porqué. Ningún color, ningún olor es casual. ¿Os gustaría ser capaces de integraros en un ecosistema, en vez contribuir a domarlo o exprimirlo? En Pax no hay cabida para los parásitos; la supervivencia depende de la cooperación, y la cooperación solo es posible mediante la paz. ¿Estaríais dispuest@s a comenzar de nuevo? ¿Seríais realmente capaces? Yo lo intentaría con todas mis fuerzas, aunque Sue Burke no promete un mundo perfecto, solo la semilla de uno mejor.
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