Parece que la última novela de Juan Ramón Barat será la primera de una saga que, aunque se le pueden ver puntos en común con la de Daniel Villena, se aparta de lo sobrenatural para entrar de lleno en el mundo real.
Samuel Herrera es el único hijo del policía municipal Lucas Herrera y la agente de seguros Ester García. Su mayor problema, además de que ha suspendido tres asignaturas al terminar 4º de ESO, es que se aburre: en el instituto porque las clases funcionan más despacio de lo que le gustaría y en casa porque lo tiene todo. Pero la muerte de una tía abuela se llevará a sus padres a un pueblo de Galicia durante tres semanas, dejándolo a cargo del hermano de Ester, el detective Juan Domingo García. Un soltero con verdaderos problemas económicos, sin ganas de responsabilidades familiares.
Ante el chico aparece, de pronto, un modelo a seguir que lo introduce en el riesgo de la aventura y en el razonamiento de la resolución. Entre los dos surge una relación de camaradería, aceptación y respeto, algo fundamental en una agrupación para acometer cualquier empresa.
El ojo de Polifemo es un buen libro para que los adolescentes vayan dejando atrás la literatura infantil y se enfrenten a una literatura de adultos. El género policíaco constituye una transición más que adecuada pues el protagonista, al afirmar su identidad, impulsa a que el lector lo intente a su vez.
Empezar una novela de Juan Ramón es saber que vas a vivir una aventura pues quedas atrapado en las primeras líneas con la convicción de que acompañarás al protagonista hasta el final (¡que no es sino el comienzo de otra!).