Acabo de leer la primera novela de una joven escritora y me ha sorprendido por varias razones. Había oído que era novela negra, pero no sé, no lo tengo tan claro desde el momento en que la única protagonista que se describe en profundidad es la señora March y creo que en el noir la descripción de ambientes y personajes es fundamental para descubrir la trama. Lo que he podido sacar del resto de personajes, incluido el señor March, su marido, es que apenas tenían relación con ella. La señora March ha estado siempre sola a pesar de vivir en un lujoso edificio neoyorkino con bastantes vecinos.
En New York creen que Virginia Feito, la autora de La señora March, recuerda a Patricia Highsmit, puede ser, pero yo no le he visto el parecido; el suspense psicológico que Highsmit descarga en sus novelas no lo he sentido en esta, tampoco la novela de Feito es policíaca. Me ha sorprendido, sin embargo, que sea una novela seria y atractiva que nos introduce de lleno en cómo la mente de una niña puede quedar perturbada por la indiferencia, la soledad y el maltrato psicológico derivado de la falta de atención familiar.
No sabría decir si la demencia de la protagonista tiene algún componente genético o es fruto de la culpa o los traumas sufridos. Pero es evidente que la señora March vive instaurada en su propio terror a pesar de que los lectores no sabemos si las alucinaciones que tiene en determinadas escenas lo son realmente o alguien con intereses ocultos hace que las tenga. A mí no me ha quedado claro; me cuesta creer que tras tantas señales de alarma nadie de su entorno haya avisado a un especialista o haya tomado alguna medida para ayudarla; al contrario, poco a poco la van dejando cada vez más sola.
El narrador deforma la realidad y los lectores no somos capaces de distinguir si lo que estamos leyendo es real o producto de la imaginación de la protagonista.