Como ya sabéis, de vez en cuando vuelvo a Vigata a visitar a Salvo Montalbano y, de nuevo, comprobamos como la realidad está detrás de la ficción: fraudes inmobiliarios con reminiscencias mafiosas.
La especial sensibilidad del comisario hacia los más desprotegidos es reflejo del sentir del autor, del inconformismo que mostró hacia su país natal cada vez que intuía debilitar el compromiso con los ciudadanos de a pie.